San Diego, Quito
Historia
Por la hermosura de su construcción, sus esculturas y pinturas es otro de los patrimonios franciscanos que ha enriquecido a la nación. Este lugar esta totalmente cargado de historia ya que en el convento de San Diego profeso en la Tercera Orden Franciscana Santa Mariana de Jesús la Azucena de Quito.
Se ha tejido numerosas leyendas en su entorno, que repiten los quiteños como verdaderas historias, tal es la leyenda del Padre Almeida.
En este lugar se fundó, en 1897, la Congregación de Religiosas Franciscanas Misioneras de María Inmaculada, que tuvo como protagonistas a la sierva de Dios María Francisca de las Llagas y cinco compañeras, que bajo la dirección de Fray Francisco María Alberdi, se entregaron a adorar y reparar al Amor Ultrajado en el sacrilegio ocurrido en la iglesia San Felipe de Riobamba y a servir a la educación de la niñez pobre, a los ejercicios espirituales y a las misiones,
Convento
El 11 de febrero de 1985 el Eminentísimo Señor Cardenal Pablo Muñoz Vega. S.J. la erigió parroquia mediante el siguiente Decreto:
“Erigimos y constituimos en Parroquia eclesiástica el sector denominado San Diego de esta Capital. La nueva parroquia llevaba el nombre de San Diego. La Iglesia del Convento de los frailes menores de S. Diego será tenida como parroquia, gozando de todos los derechos que le dan las leyes canónicas”.
El primer párroco fue Fray Gustavo Sisalema.
Una de sus principales preocupaciones pastorales ha sido la de desalojar del lugar las cantinas, con relativo éxito, pero con el beneplácito de la sociedad del lugar.